jueves, 23 de julio de 2009

Primer auto asombroso del juez

Luis de la Rúa, presidente del TSJ valenciano, debería haberse apartado del caso de corrupción que implica a su querido president. El presuntamente honorable Camps ya confesó que la relación entre ambos es tan bonita, tan intensa, que la palabra amistad se queda corta. Quizá se les podría definir como amiguitos del alma.

Pero Juan Luis de la Rúa ha decidido implicarse hasta las cachas en el proceso y el pasado lunes firmó un auto asombroso, donde carga de forma indecente contra la acusación popular que ejercen los socialistas. Como si fuera una especie de Bruja Lola con toga, capaz de leer el pensamiento del prójimo, atribuye a la acusación la pretensión de “realizar una especie de batida de montería o, en términos menos cinegéticos y más jurídicos, de hacer una pesquisa general”.

Sería conveniente que De la Rúa limitase su prosa en los autos al lenguaje jurídico, y en caso de que tenga inquietudes literario-cinegéticas siempre podrá hablar con el director de la revista Jara y Sedal. Y en el terreno jurídico, resulta que el auto firmado por el amiguísimo y sus dos conmilitones es propio de una merienda de negros, por utilizar el lenguaje desenfadado que tanto parece gustar a estos tres magistrados. La acusación particular ha pedido una serie de pruebas tan básicas como analizar la contabilidad de las empresas de la trama corrupta que vestía a Camps y estudiar los contratos que El Bigotes recibía del hombre trajeado.

El asombroso auto obliga a recordar a los magistrados que tengan cuidado con las monterías, porque las carga el diablo. Y tampoco deberían olvidar que existe un nombre para definir la adopción de una decisión injusta por parte de un funcionario: prevaricación. Así que, ojito.

Fuente: http://trincheradigital.com/

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