viernes, 31 de julio de 2009

MACHU PICCHU

Después de casi un siglo de su descubrimiento arqueológico, gracias a estudios recientes de los archivos documentales del siglo XVI, existen buenos argumentos para suponer que la ciudadela de Machu Picchu fue -como las pirámides de los faraones de Egipto o la tumba del emperador Chin Shi Huan de China- el lujoso y bien cuidado mausoleo del inca Pachakuteq, el fundador y primer emperador del Tawantinsuyu.

El entorno natural es boscoso, tropical y lluvioso. Se encuentra en medio de montañas de fuerte pendiente y está flanqueado por el profundo cañón que forma el río Urubamba a su paso por esta parte de la cuenca del Vilcanota.

El Urubamba es el mismo río que da origen al Valle Sagrado de los Incas, transformado hábilmente con sistemas de riego, la canalización de su cauce y la habilitación de terrazas para fines agrícolas y habitacionales.

En esta parte, sin embargo, se forma un cañón de tal profundidad y de laderas tan abruptas que sólo permitió la construcción de terrazas agrícolas. En medio de este paisaje se construyó la ciudadela de Machu Picchu.

Cada vez que nos enfrentamos a un lugar cuya historia escrita no existe, es muy grande la tentación de imaginar cómo era y quiénes eran los que allí vivían en su época de esplendor.

Concebimos gentes caminando por las calles y las plazas, sentados o haciendo ceremonias, usando su vajilla, vestidos con sus adornos… Ya no quedan testimonios vivos o escritos, pero todos sabemos que algo así pasaba en ese lugar.

La arqueología y la etnohistoria ayudan a absolver esas y otras preguntas, pero desde luego tienen limitaciones. ¿Quiénes vivían en Machu Picchu y qué hacían? Si la hipótesis de que fue el mausoleo de Pachakutec Inca Yupanqui es válida, vale la pena saber cómo pudo ser ese lugar en tales condiciones.

No hay comentarios: