viernes, 31 de julio de 2009

¿MATO PIZARRO A CHAVES?

Próximamente celebraremos en nuestra ciudad el fausto acontecimiento del 2012

Desde esta columna pretenderemos dar a conocer de forma amena la verdadera historia de Hispanoamérica.

Hoy os traemos el contenido del legajo mas antiguo de los documentos Miccinelli: una carta que el conquistador Francisco de Chaves escribe a Su Majestad el 5 de agosto 1533 con la cual denuncia a Francisco Pizarro por haber ganado la batalla de Cajamarca no con el valor militar sino ofreciendo vino envenenado al estado mayor del Inca Atahualpa, por haber garroteado al Inca a pesar de su inocencia, por los robos sobre el quinto real y por la violenta censura que Pizarro puso contra el grupo de disidentes a su conquista engañosa.

Francisco de Chaves, miembro de una noble estirpe de Trujillo en Extremadura, quien en una carta, dirigida a Carlos V, escrita desde Cajamarca el 5 de agosto 1533 denuncia las malas hazañas de Francisco Pizarro: él cuenta que nunca hubo una batalla en Cajamarca, pues la victoria había sido lograda por Pizarro gracias a la ayuda del veneno, además de otras ignominias que había efectuado contra la "Sacra Católica Cesárea Majestad" como hurto, falsificación de registros y de no haber respetado el pedido de Atahualpa, rey legítimo por sangre, de presentarse ante el mismo Carlos V, agarrotándolo para que no le revelara los hurtos y atropellos de que había sido víctima y para que Su Majestad no se diera cuenta de cuanto debía pretender de la conquista de este riquísimo reino.

La carta de Francisco de Chaves es la única relación sobre la conquista del Perú que refiere no solo de cómo Francisco Pizarro planeó y logró vencer a los Incas con vino envenenado, pero que también nos proporciona los nombres de los tres dominicos embarcados, con Francisco Pizarro, en la Almiranta gobernada por el piloto Bartolomé Ruiz, cuando zarparon de Panamá: fraile Reginaldo de Pedraza, fraile Vicente de Valverde y fraile Juan de Yepes.


Francisco de Chaves relata haber zarpado desde Panamá, junto al mismo Francisco Pizarro, a sus fieles compañeros y a los tres dominicos el 27 diciembre de 1530 en la Santa Catalina y que, al día siguiente de la salida, le oyó a don Francisco que le decía a fray Yepes si había disuelto el veneno en el vino: eso porque, sigue Chaves, el mismo Pizarro, en los viajes precedentes, había notado que a los indios le gustaba nuestro vino y había planeado usarlo como medio para hacerse amigos los indios y vencer a los enemigos, que sabía ser muchísimos y bien armados.


El religioso, continúa la carta, le contestó que ya había procedido a alistar cuatro barriles de moscatel con una dosis de veneno tan potente que ya no se podría malograr la conquista. Al término de su relación, Francisco de Chaves pide a Dios que esta carta llegue en las manos de Su Majestad en cuanto él, por tener opinión contraria a Pizarro sobre sus hazañas en el Perú, esta en peligro de vida pues, habiendo sido su amigo, ahora es catalogado de sedicioso tanto que le podría pasar lo que le aconteció al P. Yepes que, "siendo culpable quizá de romper su juramento" de silencio sobre el vino envenenado, Pizarro lo mató .

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