domingo, 12 de julio de 2009

La difícil tarea de Moratinos en Guinea: mucho petróleo y pocos derechos humanos

El viaje del ministro de Asuntos Exteriores a Guinea Ecuatorial, acompañado, entre otros, por una nutrida delegación parlamentaria, puede que se califique de exitoso considerando los objetivos que se trazaron, pero en cualquier caso es misión difícil. La visita, incluyendo homenaje al senador Fraga Iribarne, por ser el ministro de la dictadura que firmó hace ya más de cuarenta años la independencia de Guinea, se debate entre la "realpolitik" y la convicción democrática que implica ser razonablemente exigente en cuestión de derechos humanos. Guinea, como bien se sabe, está lejos de ser una democracia en la que tales derechos estén garantizados.
La autocracia de Obiang, su presidente, no tiene ahí su fuerte, sino en la explotación y acumulación monopólica de los beneficios de una industria petrolera impresionante: se extraen 500.000 barriles diarios. Con ese dato se explican muchas cosas, desde el interés de EEUU y sus empresas petroleras presentes en Guinea, hasta la necesidad de que empresas españolas consoliden su hueco en ese nicho de oro negro. Si a eso lleva la "realpolitik", enmarcándola en una política de Estado que ponga además de relieve los vínculos históricos con Guinea, la lengua común, y la posibilidad de ser incluida en la Cumbre Iberoamericana que se celebrará en Estoril el próximo mes de diciembre, todo ello no ha de suponer la increíble credulidad de aceptar palabras de Obiang diciendo ante nuestro ministro que "no hay misera ni la gente pasa hambre en Guinea".

Moratinos conoce y practica bien el arte de la diplomacia, confía en la negociación y en la presión suave que ha de hacerse valer en las relaciones internacionales. Con la delicadeza que le es propia dice por ello que "no ve adecuada" la situación democrática de Guinea, aunque "ve avances". La cuestión es que la visita que se está realizando a Guinea debe servir para impulsar decididamente esos avances, haciendo posible que los guineanos se libren de la "maldición del petróleo", que se cumple una vez más en un país con la mayor renta del África Subsahariana, pero absolutamente mal repartida. Por ello, Plácido Micó, de Convergencia para la Democracia Social -con rosa roja en su anagrama-, el único representante de la oposición permitida en un parlamento de 100 miembros, decía que Guinea está peor que Zimbabue. Y es que los niveles de pobreza de su población son peores que los de Afganistán o Chad.
No debe pasarse por alto las declaraciones que se han hecho estos días desde la ONU y desde ONGs completamente fiables respecto a la situación de las libertades y derechos en Guinea. Human Rights Watch ha señalado cómo el régimen de Obiang "ha usado el boom del petróleo para atrincherarse y enriquecerse a costa de la población. Desde el descubrimiento del petróleo a principios de la década de los noventa, el PIB de Guinea ha aumentado más de un 5000 % y el país se ha convertido en el cuarto mayor productor de petróleo del África Subsahariana". Pero como dice también el informe del Center for Economic and Social Rights, "a pesar de los recursos del país, el gasto del gobierno en salud y educación es de lejos el más bajo de toda África Subsahariana". "Sin una presión internacional significativa. la inmensa riqueza de Guinea Ecuatorial seguirá siendo una máquina privada de hacer dinero para unos cuantos", concluye Human Rights.
De eso se trata, pues, de presionar adecuadamente para que en Guinea haya verdadera democracia. Ha de formar parte tambén de esa presión mantener y reforzar los contactos con los partidos democráticos ilegalizados que están en el exilio. Si España pretende legítimamente una presencia más intensa en el país y en la zona debe buscarla sin olvidar el Plan de Derechos Humanos que presentamos en la ONU en diciembre de 2008, teniendo en cuenta lo aprobado recientemente en cuanto a dicho Plan por el Consejo de Ministros y lo expuesto sobre el mismo por la vicepresidenta Fernández de la Vega en la Comisión Constitucional del Congreso el día 17 del pasado mes de junio. Si se contempla poner en marcha un "observatorio" de los derechos humanos, bien estará que se observe con especial atención lo que ocurre en Guinea, ya que tanto interés tenemos en ella y ya que la ciudadanía guineana se merece ese apoyo desde el exterior. Si no es así, puede verificarse lo dicho por Severo Moto acerca de que la visita que se está llevando a cabo proporciona "oxígeno a la dictadura". No debe ser así, por mucho que se tenga en cuenta el ámbito de soberanía de cada Estado. Las cuestiones de derechos humanos son transnacionales, si nos creemos que deben ser universales. Una buena ocasión para poner a prueba las intenciones de Obiang, que ya hizo hace años promesas de democratización descaradamente incumplidas, será la que proporcione la próxima convocatoria de elecciones presidenciales. ¿Serán efectivamente libres? Y si no lo son, ¿cómo recibiremos a Obiang cuando vuelva a venir a España? Seguiremos atentos a lo que pasa en Guinea Ecuatorial. Y mientras tanto, ¡solidaridad con el pueblo guineano!

Fuente: http://argumentosptapias.blogspot.com/2009/07/la-dificil-tarea-de-moratinos-en-guinea.html

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